Iniciar la conversación sugiriendo que el precio es negociable puede transmitir la percepción de que el precio inicial está sobrevalorado, debilitando tu posición de negociación y generando expectativas de regateo que podrían resultar en ofertas iniciales muy bajas. Es preferible establecer un precio justo desde el principio, reflejando el valor real del mercado y dejando la puerta abierta a negociaciones sin mencionarlo explícitamente.